Para limpiar los champiñones, vamos a disponer dos recipientes grandes con agua. En el primero, vamos a introducir los hongos, y luego recorrer sus superficies con los dedos, sin hacer demasiada presión para no dañarlos.
Luego de eliminar las impurezas, vamos a pasarlos al segundo recipiente, en el que previamente habremos disuelto un chorro de vinagre. Los dejaremos ahí por 5 minutos.
Sacamos los hongos, los pasamos a una tabla para cortar, y los rebanamos en forma de láminas o trozos. Reservar.
Quitamos la piel de la cebolla y vamos a cortarla en cubos pequeños. Reservar.
Pelamos el ajo y vamos a cortarlo en pedazos mínimos, o triturarlo. Reservar.
Limpiamos y retiramos la piel de las piezas de pollo, si hace falta.
En un sartén grande, calentamos un chorro de aceite.
Añadimos las piezas de pollo y vamos a dorar la piel. Hay que retornarlas para que la cocción cubra toda la superficie de cada pieza.
Una vez doradas, sacamos las piezas de pollo del sartén y vamos a acomodarlas en un plato cubierto con papel absorbente, para retirar el exceso de grasa.
Agregamos más aceite al sartén, si es necesario, para ahora sofreír la cebolla. Utilizaremos un fuego medio-bajo para que se cocine hasta que comience a tornarse un poco transparente.
Una vez alcanzado este punto, añadimos el ajo y los champiñones al sartén.
A mover y mezclar. Dejamos cocinar entre 4 y 6 minutos.
Vamos a salpimentar al gusto y agregar el orégano.
Sumamos la crema de leche y el vino. Luego agregamos el caldo de pollo concentrado desecho con las manos.
Hay que remover todo bien para formar una salsa cremosa.
A probar, y si hace falta, corregir la sazón.
Ahora regresamos las piezas de pollo y las sumergimos en la salsa.
Dejamos cocinar por unos minutos más, para que todo se caliente bien, con mucho cuidado de que la salsa no llegue al punto de hervir.
Listo. A servir de inmediato. Para decorar el pollo con champiñones y nata, se puede espolvorear con un poco de orégano o hierbas, y colocar algunas rebanadas o cubos de hongos.