Lo primero es asegurarse de utilizar una lechuga bien limpia. Vamos a separar las hojas y lavarlas bien. Aparte de pasar cada hoja por debajo del chorro de agua, yo prefiero sumergirlas también en un recipiente, donde he diluido previamente un chorro de vinagre en agua. Las dejas ahí por algunos minutos.

Dependiendo del ánimo que tengan el día de preparar esta ensalada de pollo, pueden decidir dos cosas: cortar las hojas de lechuga en tiras o dejarlas completas. Yo prefiero hacer lo segundo, pero es cierto que cuando esta receta se vuelve habitual en una cocina (que es lo que va a pasar en el caso de ustedes, estoy segura), es divertido cambiar este tipo de detalles con cada preparación.

Disponer las hojas de lechugas en una ensaladera.

Agregar las aceitunas negras cortadas en rueditas, el pimiento en tiras y las mitades de tomates cherry.

Ahora es el momento de cortar la pechuga de pollo en tiras, a lo ancho. Lo interesante de este ingrediente es que se puede jugar con la temperatura: puede utilizarse caliente, si acaban  de cocinar el pollo, o fría, si lo prepararon con anticipación. También se puede salpimentar el pollo al gusto. Luego, vamos a reservar los trozos por algunos minutos.

Regresamos a la mezcla del resto de la ensalada. Vamos a salpimentar al gusto, añadir un buen chorro de aceite de oliva y otro chorro de vinagre balsámico.

Ahora es el momento de mezclar bien todo con dos cucharas o paletas de ensalada.

Lo siguiente es decorar con los pedazos de pollo.

Para terminar el aderezo, agregar un último hilo de aceite de oliva sobre el pollo.