Pica los dientes de ajo y el perejil bien pequeño.
En un recipiente mediano pon la carne picada y mézclala con el ajo, perejil, el huevo y un poco de pan rallado. La cantidad de pan que vas a usar es un poco al ojo pues dependerá de la textura que vaya cogiendo la carne cuando la amases.
Agrégale sal y pimienta al gusto.
Si tiene algún ingrediente extra que echarle, este es el momento.
Haz unas 6 a 8 bolas de carne, dependiendo del tamaño y aplástalas poco a a poco con la mano hasta que tomen la clásica forma de carne de hamburguesa.
Calienta una sartén con un chorro de aceite de oliva y fríe los filetes por ambas caras hasta que estén bien cocidos: dorados por fuera, y jugosos por dentro.
Ahora simplemente retíralos de la sartén y escúrrelos un poco.