Para empezar, las espinacas deben estar bien limpias. Yo prefiero lavarlas bien bajo un chorro de agua fría, y también remojarlas algunos minutos en agua mezclada con un chorro de vinagre blanco, o de cocina.

Mientras se remojan, podemos aprovechar para pelar los dientes de ajo y cortarlos en pedacitos menudos, o triturarlos.

Luego, vamos a verter un chorro de aceite en un sartén, calentarlo, y empezar a sofreír los ajos.

Después de unos minutos, recuperaremos los ajos y los reservaremos.

Con el sartén aún sobre el fuego, aprovecharemos el aceite para incorporar las espinacas, y cocinarlas para que pierdan el agua.  Hay que asegurarnos de hacer bien este paso, para evitar que desprendan agua posteriormente, y que esto afecte la consistencia del quiche.

Si acaban de realizar nuestra receta de masa quebrada, seguramente tendrán el horno aún caliente. Si ese no es el caso, vamos a precalentarlo a 180 grados.

En un recipiente, vamos a batir bien los huevos, la leche evaporada y el queso, con un toque de sal y pimienta. Podemos hacer esto con un batidor manual, o con un batidor eléctrico a baja velocidad.

Luego vamos a agregar y mezclar los trocitos de jamón y de ajo.

Si las espinacas ya están cocidas, vamos a escurrirlas o incluso colarlas. Podemos dejarlas secando un momento para evitar al máximo los restos de agua.

Acomoda la masa quebrada en un molde para horno. Yo prefiero engrasarlo ligeramente antes de colocar la masa, o incluso disponer una lámina de papel encerado entre la masa y el recipiente. Esto por si quieres desmoldar el quiche posteriormente, o no tener problemas al momento de cortar y retirar los trozos de quiche enteros.

Con la masa quebrada bien extendida y adaptada a los bordes del molde, cubre con las espinacas, distribuidas de manera más o menos pareja.  Puedes salarlas un poco, solamente si eres amante de los platos bien salados.

Luego vierte la mezcla de huevos y otros ingredientes, para cubrir las espinacas.

Lleva el quiche al horno precalentado.

Hornea por 30 minutos o hasta que el quiche esté dorado y cuajado.

Una vez alcanzado este punto, saca tu quiche de espinacas del horno, y listo, a comer.