Vamos a comenzar por preparar los vegetales para su uso posterior. Pelaremos los dientes de ajo y los cortaremos en trocitos mínimos. Lavaremos la calabacita y la cortaremos en cubos. También lavaremos los pimientos, y les quitaremos la rama de la cabeza, las semillas y las partes blancas internas. Hay quienes prefieren pelarlos para que queden más suaves al momento de cocinarlos. Igual que con las otras verduras, los picaremos en cubos.
En el caso de los tomates, como lo hemos indicado en la lista de ingredientes, deben estar en puré. Si todavía no los tenemos así, este es el momento perfecto para procesarlos, después de que estén bien lavados. Lo más fácil es hervirlos rápidamente y luego triturarlos. Hay quienes retiran la piel, aunque esto no es obligatorio. Igual sucede con las semillas: muchos prefieren colar el puré para retirarlas, aunque esto tampoco es obligatorio.
Lo siguiente será calentar un sartén con un buen chorro de aceite de oliva, para sofreír los ajos. En realidad, también puede usarse otro aceite vegetal, pero el de oliva le da un sabor muy característico (y sabroso) al pisto. También aprovecharemos para comenzar a sofreír los trocitos de cebolla.
Cuando la cebolla esté tomando un color ligeramente transparente, incorporaremos los pimientos y los dejaremos cocinarse algunos minutos.
Cuando sintamos el pimentón bien suavizado, agregaremos el calabacín o calabacita.
Y cómo vamos agregando los ingredientes en orden de suavidad, el siguiente turno será para el puré de tomate. También verteremos el vino en el sartén.
Dejaremos que el plato se cocine 15 minutos. Pasado este tiempo, salpimentaremos la preparación, mezclaremos, la probaremos, y si hace falta, ajustaremos la sazón.
Si quieres que el pisto quede menos caldoso, puedes dejarlo cocinarse un poco más de tiempo.