Primero que todo, vamos a precalentar el horno a 180 grados.

Luego, prepararemos el bizcocho. Para esto, batiremos las yemas de todos los huevos, y solamente tres claras, en un recipiente. Continuaremos hasta que empiecen a formarse burbujas. Es posible ayudarse para este proceso con un batidor.

Para continuar, hay que incorporar el azúcar a la mezcla, sin dejar de batir. Hay que hacer este paso poco a poco, de manera que la mezcla se vaya integrando bien, y batir lo suficiente para que se forme una pasta homogénea y con cuerpo.

Una vez que la mezcla sea uniforme, hay que agregar la harina y el polvo de hornear, sin parar de batir. Es recomendable agregar la harina poco a poco, de la misma manera que el azúcar, para que el polvo se integren bien a la mezcla y no correr riesgos de que se formen grumos.

Cuando la mezcla comience a verse uniforme de nuevo, vamos a agregar la vainilla.

Pasaremos esta mezcla a un molde para hornear. Si se trata de un molde convencional, hay que engrasarlo bien antes de añadir la pasta del bizcocho, con la mantequilla marcada como opcional en la lista de ingredientes. Si se trata de un molde de silicona, en principio no es necesario hacerlo. Sin embargo, yo me he llevado un par de sorpresas con este tipo de recipientes, y prefiero engrasarlos de cualquier manera.

Meteremos la masa de pastel al horno, por 25 minutos.

Mientras el bizcocho se hornea, podemos aprovechar para hacer la mezcla de las tres leches. Literalmente, mezclaremos en un recipiente o en el batidor los tres tipos de leche: la leche evaporada, la leche condensada y la crema de leche o leche líquida.

Una vez obtenida una mezcla homogénea, la reservaremos.

Luego de obtener la consistencia de punto de nieve, iremos incorporando el azúcar, poco a poco, y mezclando para conseguir una crema homogénea. Sin embargo, también hay que batir lo suficiente para obtener la consistencia voluminosa y cremosa del merengue. Llegado este punto, reservaremos el merengue.

Pasado el tiempo de horneado, haremos la prueba del cuchillo. Si hundimos un cuchillo en la masa, pero todavía no está seco al sacarlo, dejaremos que el bizcocho se cocine algunos minutos más.

Luego, hay que sacar el bizcocho del horno. Lo ideal es dejarlo enfriar antes de desmoldarlo.

Pasado este punto, hay varias maneras de preparar este pastel. Una escuela prefiere dejar el bizcocho completo, para después empaparlo con la mezcla de las tres leches, y coronarlo con el merengue. Otra escuela prefiere cortar el bizcocho en varias capas y rellenar con un poco de merengue. De cualquier manera, la idea es igualmente que el bizcocho termine embebido con las tres leches.

En cualquier caso, vamos a tener que bañar el bizcocho con la mezcla de las tres leches. Es por esto que normalmente este pastel se conserva en moldes de vidrio con paredes, para poder contener el líquido. Antes de bañar el bizcocho, yo lo perforo un poco con la punta de un tenedor, para ayudar a que absorba mejor la leche en los puntos más céntricos.

Finalmente, vamos a esparcir el merengue en una capa superior para el pastel.