Comenzaremos por escurrir muy bien los garbanzos que ya están remojados. Luego, los lavaremos con abundante agua fría. Yo acostumbro colocarlos en un gran colador y remojarlos bajo el chorro de agua fría. Toma en cuenta que mientras más secos queden los garbanzos después de escurrirlos, mejor será la consistencia de la pasta para falafels.
Para continuar, pelaremos y picaremos la cebolla en 4 o 5 trozos. También nos ocuparemos del perejil y el cilantro. Lavaremos bien sus hojas y por último, pelaremos el diente de ajo.
Pondremos todos estos vegetales en un robot de cocina, incluyendo los garbanzos, además de una taza de agua y los granos de ajonjolí. Entonces sazonaremos con una cucharadita (cafeterde comino en polvo, y la misma medida de pimienta molida y de sal.
Procesaremos todos estos ingredientes hasta obtener una especie de pasta homogénea. Una vez lista, es conveniente dejarla reposar, para que se asiente y tome más consistencia. Lo ideal es dejarla durante un par de horas, pero si estás muy apurado, recorta este tiempo a 30 minutos.
Después del tiempo de reposo de la pasta, forma con las manos pequeñas bolitas un poco aplanadas, hasta utilizar toda la preparación.
Calienta una sartén con abundante aceite y fríe cada falafel, por ambos lados. Cuando cada uno esté dorado y cocido, sácalo de la sartén con una espátula escurridora y déjalo reposar sobre un plato cubierto con una hoja de papel absorbente, para absorber el exceso de grasa.
Eso es todo. Los falafels ya están listos para comerse.