Para comenzar, necesitaremos que las gambas estén peladas. Si no, este es el momento perfecto para pelarlas. También aprovecharemos para picarlas en trozos.
Reservaremos las gambas de momento, para encargarnos de la cebolla. Vamos a pelarla y a picarla en trocitos muy pequeños.
Luego, calentaremos un chorro de aceite en una sartén, a fuego medio-bajo. Cuando esté caliente, lo utilizaremos para pochar la cebolla picada.
La cocinaremos durante 5 minutos, removiendo con frecuencia, con cuidado de que no se oscurezca ni se pegue a la superficie de la sartén.
Una vez pasado este tiempo, vamos a incorporar los trozos de gambas. Los pocharemos durante dos minutos más.
Luego agregaremos la harina a la sartén y dejaremos que se cocine dos minutos, para que se tueste muy ligeramente.
Pasado este tiempo, verteremos la leche y salpimentaremos al gusto. Mezclaremos todo bien, utilizando una espátula de cocina, con el objetivo de que la harina se diluya en la leche, no se pegue a la sartén y sobre todo, que no queden grumos.
Ahora vamos a esperar que la leche se caliente, hasta que rompa a ebullición. Esto hará que nuestra mezcla se vuelva espesa.
Podemos esperar dos minutos para que la mezcla espese más y entonces, apagaremos el fuego y la verteremos sobre una fuente o recipiente, para que repose. Ahora nos queda esperar hasta que se enfríe.
Una vez la mezcla fría, deberá tener una contextura que nos permita hacer croquetas.
Cuando la pasta se enfríe, prepararemos un bol con el contenido de los huevos. Batiremos rápidamente esta mezcla con la ayuda de un batidor manual.
También dispondremos un plato cubierto con una capa de pan rallado.
Luego, en una sartén grande y limpia, calentaremos un chorro abundante de aceite. Mientras se calienta, iremos elaborando las croquetas con las manos, a partir de la pasta de harina con gambas.
A medida que las croquetas vayan estando listas, las iremos pasando por el huevo y luego por el pan rallado, cuidando que queden bien rebozadas.
Enseguida, iremos colocando las croquetas en el aceite caliente. Las freiremos lo suficiente para que se doren por toda su superficie, pero queden suaves al interior. Si hace falta, iremos friendo las croquetas de gambas en varias tandas.
Opcionalmente, puedes depositar las croquetas sobre un plato cubierto con una hoja de papel absorbente, justo al sacarlas del aceite. De esta forma, retirarás el exceso de grasa.
Eso es todo. Las croquetas de gambas ya están listas para servirse.