Comenzaremos por pelar la cebolla, para luego cortarla en trocitos. Haremos lo mismo con el diente de ajo.

Seguiremos con las gambas. Como lo hemos indicado en la lista de ingredientes, deben estar peladas. Si por alguna razón no lo están, este es el momento indicado para retirar las cáscaras. También deben estar limpias.

Luego, vamos a necesitar una sartén grande, donde calentaremos un chorro de aceite, a fuego medio-bajo. Cuando el aceite esté caliente, pocharemos la cebolla y el ajo, removiendo con frecuencia para que no se peguen ni se quemen. Dejaremos que se frían durante 5 minutos.

Una vez transcurrido este tiempo, agregaremos las gambas al sartén y salpimentaremos al gusto. Dejaremos que se cocinen tres minutos, por ambos lados, únicamente para que se coloreen un poco.

Sacaremos las gambas, las reservaremos y entonces, incorporaremos el arroz y salpimentaremos ligeramente. Luego, vamos a revolver y a dejar que se dore por cinco minutos, removiendo con frecuencia. El objetivo es que los granos se tornen ligeramente transparentes.

Pasado este tiempo, vamos a verter el vino. Mezclaremos de nuevo y daremos cinco minutos de cocción para que se reduzca un poco y se concentre. Durante este tiempo, continuaremos removiendo los granos. Nuestro objetivo será que el arroz absorba buena parte del líquido.

Luego, verteremos dos tazas del caldo de gambas o pescado, o la cantidad necesaria para que el nivel de líquido sobrepase ligeramente el nivel del grano. Nos quedaremos supervisando el risotto para dar tiempo de que se el líquido se absorba. Cuando veamos que el arroz comienza a secarse, verteremos otra vez la misma cantidad.

La idea es repetir el procedimiento anterior hasta que se termine todo el caldo. Antes de hidratar nuevamente el arroz, lo probaremos para verificar su textura. Cuando esté listo, ya no debe estar duro. Al contrario, debe haber tomado una consistencia un poco cremosa. Normalmente, este proceso de cocción debe tomar entre 15 y 20 minutos.

Cuando el arroz esté listo, lo apagaremos y lo retiraremos del calor. Luego, lo probaremos y si hace falta, corregiremos la sazón con un poco de sal y pimienta. Enseguida, regresaremos las gambas a la preparación.

Finalmente, cubre con la mantequilla para que se funda con el calor residual y se mezcle con el risotto. Luego, espolvorea con el parmesano rallado y sirve inmediatamente.