Cocina las berenjenas a fuego directo, es decir, en una cocina a gas pon las berenjenas directamente sobre las llamas y deja que se vaya quemando la piel por todas partes. Dale vuelta las veces que sea necesario para que se cocinen de manera uniforme.
Tus berenjenas deberían quedar suaves por dentro.
Nota: si tu cocina empieza a oler a quemado, no te preocupes, significa que tus berenjenas van por buen camino.
Una vez esté chamuscada toda la piel de la berenjena, debería estar negra toda tal como en la foto, retírala del fuego y pélala bien, que no le quede nada de lo “quemado”.
A continuación Trocéalas con un cuchillo y ponlas junto a los dientes de ajo previamente picados, una pizca de sal y un chorro generoso de aceite de oliva en un procesador de alimentos ó un picador hasta que quede con una contextura cremosa.
Si quieres que tenga trozos de berenjena, no la piques tanto. Si quieres que sea una crema suave agrega tanto aceite de oliva como consideres necesario hasta lograr la textura deseada.