Comenzaremos por pelar los dientes de ajo. Luego hay que triturarlos con la ayuda de un triturador o de un mazo de cocina. Si no cuentas con alguno en casa, puedes utilizar un cuchillo bien afilado, para picar el ajo lo más finamente posible, o incluso pasarlo por un robot de cocina.
También vamos a picar los pepinillos en cubitos lo más pequeños posibles. Opcionalmente, puedes incluso triturarlos para luego mezclarlos con el resto de los ingredientes.
En el caso de la cebolla, la pelaremos y la picaremos lo más menudamente posible, con un cuchillo bien afilado o con la ayuda de un robot de cocina.
Lo siguiente que hay que hacer será conseguir un recipiente o bol lo suficientemente grande como para mezclar todos los ingredientes. Ahí vamos a colocar la mostaza, la mayonesa y la ketchup. Agregaremos también el ajo, los pepinillos, la cebolla, una pizca de sal, otra de pimienta, de 4 a 6 gotas de salsa inglesa (según tu gusto), media cucharada de azúcar, el vinagre y la paprika.
Hay que revolver todo hasta obtener una mezcla homogénea. De preferencia, lo ideal es utilizar un batidor eléctrico, para obtener una consistencia más cremosa.
Una vez mezclados los ingredientes, hay que probar la salsa para corregir la sazón. Si hace falta, añade más sal o pimienta, para darle más sabor. Si quieres un toque más ácido, añade más pepinillos picados o un poquito más de vinagre. Para una salsa más dulce, aumenta la cantidad de azúcar. En cualquier caso, vuelve a mezclar bien la salsa.
Eso es todo, tu salsa para hamburguesas casera ya está lista para servirse. Sin embargo, para darle más consistencia, puedes guardarla algunas horas en el refrigerador, o incluso durante toda una noche.