Para comenzar, coloca en un recipiente el yogurt y el contenido del huevo. Llena el pote vacío del yogurt con harina de trigo, y viértela también en el bol, con los otros ingredientes.
Agrega al bol una pista de sal y otra de pimienta. Omite este paso si quieres servir los blinis con una preparación dulce.
Mezcla bien el contenido del bol, hasta obtener una preparación homogénea y sin grumos. Si durante la mezcla se forman grumos, aplástalos con un tenedor contra la pared del bol, y sigue mezclando.
Una vez que la mezcla para blinis esté lista, no necesitarás ningún tipo de reposo. Simplemente, consigue una sartén antiadherente y caliéntala, con una cucharada sopera de mantequilla. Hay que esperar a que la mantequilla se derrita. Para que no se vaya a tornar marrón, mantén el fuego a intensidad media. Si no cuentas con mantequilla, usa un chorrito de aceite vegetal.
Asegúrate de que el fondo de la sartén esté bien cubierto de grasa, antes de comenzar a hacer los blinis. Para este paso, necesitarás tomar un poco de la mezcla con una cuchara grande, y verterlo en el fondo de la sartén, formando un círculo, como si hicieras una tortita americana. No te inquietes si la forma no te queda bien a la primera. Se necesita un poco de práctica.
Pon a cocinar varios blinis al mismo tiempo, pero siempre dejando espacio entre ellos. Verás como la masa se va solidificando con el calor. Cuando empiecen a formarse hoyitos en ella, sabrás que ha llegado el momento de voltear el blini. Ayúdate con una espátula de madera, y comienza por despegar el blini delicadamente de la superficie de la sartén.
Voltea el blini para que se cocine por el otro lado, y espera un minuto más.
Luego, saca el blini del sartén y déjalo en un plato o recipiente.
Repite el procedimiento hasta que allá mezcla para blinis se termine. Si hace falta, agrega más grasa a la sartén, para garantizar que los blinis se cocinen bien y no se peguen.
Eso es todo. Acompaña los blinis con los ingredientes de tu preferencia. Puedes servirlos calientes o fríos.