Para realizar esta receta, te recomendamos utilizar una batidora manual de repostería para que sea más fácil el proceso. De no conseguir, emplea una espátula y la fuerza de tus brazos. ¡Comencemos!
En un bol, agrega el azúcar, la mantequilla y batimos muy bien a velocidad alta durante 4 minutos hasta que la mezcla está muy cremosa y haya tomado un color blanquecino. Regularmente se le denomina a este paso: "Pomar la mantequilla".
Continuamos nuestra receta, agregando el huevo y lo integramos a la mantequilla pomada.
Hacemos lo propio con la vainilla y la mitad de la leche hasta que se incorporen todos los ingredientes.
Vamos a tamizar todos nuestros ingredientes secos. El harina, el caco y el bicarbonato. Lo pasamos por un colador hasta cernir completamente y procurar que no tengan grumos o excedentes que interfieran en la mezcla.
Bajamos la velocidad de nuestra licuadora para incorporar los ingredientes secos tamizados. Si lo haces manualmente, procura realizarlo con movimientos envolventes. Ve integrando poco a poco el harina hasta que tengas una mezcla un poco densa y sin grumos.
¡Es hora de darle color! Agrega el colorante el polvo o en pasta. Lo ideal es que tome un tono vino intenso, por ende la cantidad dependerá de tus gustos.
Precalentemos el horno 180 grados centígrados.
Tomemos el molde para cupackes y coloquemos los capacillos o bases de los mismos. Con la ayuda de una cuchara o un sacabolas (funderelele) de helados, añadiremos la mezcla en cada uno de los capacillos. Debes llenarlos hasta la mitad.
Una vez listos, vamos a cocinarlos por 20 minutos en el horno. Pasados los 15 minutos, vamos a pincharlos con un palillo de madera para verificar la cocción. Si sale muy húmedo, quizás debes dejarlos por más tiempo hasta que el palillo salga completamente sin residuos de la mezcla. Pasada la cocción, deja reposar a nuestros cupcakes.