Vamos a iniciar nuestra receta, tomando las alcachofas y quitándoles las hojas más duras o amarillentas. Siempre serán la primera y segunda capa. Corta un poco las puntas y ábrelas como si fuesen una flor, muy delicadamente.
Toma un bol grande, agrega agua y el zumo de los limones. Sumerge las alcachofas en este líquido, mientras preparamos el resto de los ingredientes para que no se marchiten y mantengan el color verde natural.
Procederemos a picar muy finamente el ajo, el perejil, las hojas de menta y lo agregaremos en un bol pequeño. Luego le añadiremos la sal, la pimienta y un poco de aceite de oliva. Mezclamos hasta incorporar. Nos quedará como un mojito o vinagreta.
Sacamos las alcachofas de agua y escurrimos por 5 minutos en un colador de pasta hasta que se haya quitado el exceso de agua.
Abriremos un poco con las manos el interior de las alcachofas y con una cuchara iremos esparciendo toda la mezcla de hierbas y especias. Tratemos de que cubran todo. Le agregaremos por toda la superficie un poco de sal.
Colocarás las alcachofas en una cazuela u olla, con la parte del tallo hacia arriba. Las llevaremos a la cocina, llenamos con agua hasta cubrir un poco y le agregaremos aceite de Oliva.
Tapamos nuestra olla, prendemos el fuego a una llama muy bajita y dejaremos cocinar por 35 minutos aproximadamente.
Al terminar el proceso de cocción, tendremos unas alcachofas súper tiernas, suaves y deliciosas.
Puedes servir con un poco del líquido.
¡Disfrútalas!