Precalienta el horno a 200°C.
Separa las claras de las yemas, cada cual en un cuenco limpio y seco, sin restos de grasa.
Monta las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Reserva en la nevera.
En una sartén derrite la mantequilla, seguidamente añade la harina y remueve sin parar hasta que se haya integrado completamente.
Añade la leche y bate hasta que quede una crema espesa y sin grumos. Añade sal y espolvorea la nuez moscada. Retira del fuego.
Añade las yemas de huevo y remueve bien hasta integrar con el resto de la salsa.
Ralla el queso y añádelo a la mezcla anterior. Vuelve a poner a fuego medio-bajo removiendo hasta que el queso se integre.
Retira del fuego. Deja que se temple la salsa, en cuanto esté tibia mezclamos las claras a punto de nieve con el resto de la crema con movimientos envolventes, intentando que no pierda el aire.
Unta los moldes con mantequilla y vierte la mezcla hasta, como máximo, 2/3 de su volumen.
Baja la temperatura del horno a 170º C y horneamos durante 25 minutos. Si usas un solo molde en lugar de moldes individuales, el tiempo de horneado aumentará hasta los 40 minutos.
Sirve y disfruta caliente.