La noche anterior, pon el arroz en un cuenco alto y cúbrelo con generosa agua.
Al día siguiente, en una cazuela alta pon un chorrito de aceite de oliva a fuego suave.
Añade la cebolla bien picada y las setas u hongos.
Agrega sal y remueve frecuentemente, mientras cocinas a fuego suave.
Pasados 5 minutos, añade el vino blanco.
Deja que recupere la temperatura y que hierva un minuto, para que se evapore el alcohol y luego añade el arroz.
Remueve sin parar, hasta que el arroz haya absorbido todo el vino.
Agrega el caldo de a poco, 50ml y sin dejar de remover.
Cuando el arroz haya absorbido todo el caldo, repite el paso anterior. Y así hasta que se acabe el caldo.
Al pasar de 17 a 20 minutos, el arroz estará al dente, muy cremoso y nada suelto.
Apaga el fuego y con el mismo calor del fuego apagado, añade al risotto dos o tres cucharadas de aceite de oliva y el queso rallado.
Espolvorea las hojas de albahaca finamente picadas.
Mezcla muy bien y sirve inmediatamente.