Iniciamos preparando la masa. En un tazón mezcla la harina, el azúcar y la pizca de sal, integrando bien los ingredientes que quede homogéneo.
En otro recipiente, disuelve la levadura en agua tibia y agrégale la mezcla de harina junto al aceite de oliva. Amasa la mezcla durante 10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica.
Deja reposar la masa en un lugar cálido y cubierta con un paño húmedo durante dos horas o hasta que duplique su tamaño.
Mientras esperamos por la masa, vamos a preparar la salsa. Calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Añade el ajo picado y cocina hasta que esté fragante, sin dejar que se dore demasiado.
Si usas tomates enteros enlatados, tritúralos en una licuadora hasta obtener una textura suave. Si ya están triturados, simplemente agrégales a la sartén con el ajo y mezcla bien.
A los tomates, incorpora el azúcar, la sal, el orégano y la pimienta roja (si la estás utilizando). Remueve para combinar todos los ingredientes.
Reduce el fuego a bajo y cocina la salsa a fuego lento durante 30-40 minutos, revolviendo ocasionalmente. Prueba la salsa, ajusta los condimentos según preferencia y deja enfriar.
Una vez lista la masa y la salsa. Precalienta el horno a 260°C.
Estira la masa en una superficie enharinada y colócala en una bandeja para hornear.
Extiende la salsa de tomate sobre la masa, espolvorea generosamente con queso mozzarella y añade las hierbas y especias al gusto.
Hornea durante 15 minutos o hasta que la masa esté dorada y el queso derretido y burbujeante.
Deja reposar unos pocos minutos antes de servir para que los ingredientes se asienten muy bien. Sirve caliente.