Lava las fresas, quítale las hojas verdes y trocéalas.

Echa en un recipiente todas las fresas, el azúcar y el limón y cocina a fuego lento durante una hora.

Tienes que ir removiendo de vez en cuando hasta que las fresas se hayan deshecho. Cuando esto haya sucedido, retira el cazo del fuego y deja enfriar.

Si no te gusta que la mermelada tenga algún que otro tropezón de fresa, puedes triturarla un poco.

Ahora llega el momento del envasado ( este paso es importante si quieres que la mermelada te dure meses).

Para envasar la mermelada de fresa tenemos que meterla en un bote de cristal y esterilizarlo al baño María. ¿Cómo? Pues muy fácil. El baño María es un método de cocción, lo que tendrás que hacer es coger un cazo o cacerola que sea profunda y ponerle agua, ¿cuánta? pues dependerá de lo alto que sea tu bote de mermelada. Mételo bien cerrado en la cacerola con agua y mira que el líquido NO cubra el bote. Lo ideal es que el agua quede por debajo de la tapa del bote de mermelada.

Pon a hervir, y cuando esté en ebullición mete la mermelada durante 20-30 minutos. Después de ese tiempo retíralo del agua y deja enfriar.