Vamos a comenzar por precalentar el horno a 200 grados centígrados.

En el caso de las hierbas que estén en ramas o manojos, lávalas bien y despega las hojas. Por el momento, vamos a reservarlas (de hecho, este paso es opcional, porque muchas personas prefieren dejar los manojos completos. Yo también lo he hecho, al menos cuando estoy apurada).

Lo siguiente será decidir si se consumirán las papas con o sin la piel. Si prefieres el primer caso, hay que lavarlas muy bien. Si eres de los que las dejan sin piel, entonces es el momento de pelarlas.

Ahora vamos a cortar las patatas en mitades, a lo largo.

Luego hay que buscar un refractario de vidrio o cerámica resistente al horno, o en su defecto, un molde flexible para hornear, o una bandeja.

En él acomodaremos los trozos de patatas,  cuidando que no se superpongan.

Enseguida iremos cubriendo los trozos con hilos de aceite vegetal. Solamente es necesario que se trate de aceite de oliva si eres un fan de este sabor, y si él representa una diferencia en la receta (en mi caso, sí, me encantan las patatas con aceite de oliva).

Espolvorea la sal de grano y la pimienta sobre los trozos de papas. Haz lo mismo con la paprika, si decidiste usarla.

Luego espolvorea las hierbas que estén secas o picadas, de la manera más uniforme que puedas.

Por último, distribuye las hojas sobre las patatas, de manera más o menos uniforme. Deja  caer un hilo de aceite sobre las hojas frescas, para que no se deshidraten tan rápido y desprendan más aroma.  Si no, solo obtendrás hojas desecadas en el horno.

Introduce el recipiente con las patatas al horno precalentado. Vamos a hornearlas durante 45 minutos.

Calcula la mitad del tiempo de cocción, para abrir el horno y voltear las patatas con una cuchara de cocina. Si lo prefieres, puedes hacer este paso dos veces (calculando el tiempo dividido en tres), para asegurarte de que las patatas queden cocidas de manera uniforme, sobre todo si todas no son del mismo tamaño.

Pasados los 45 minutos, las patatas estarán listas para comer :)