Vamos a comenzar por alistar los vegetales para poder utilizarlos más adelante. Hay que lavar la rama de perejil y cortar las hojas menudamente. Hay que pelar cortar la cebolla en cuadros o cubos. En el caso de los dientes de ajo, hay que pelarlos y picarlos en trozos muy menudos, o mejor aún, triturarlos.
Las piezas de pollo deben estar limpias. Vamos a salpimentarlas al gusto.
Sobre un plato grande, vamos a esparcir la harina.
Luego vamos a calentar un sartén grande con aceite.
Vamos a pasar cada pieza de pollo por la harina, por ambos lados, de manera que el polvo se adhiera a la superficie del pollo.
Luego hay que acomodar cada pieza enharinada en el aceite caliente, a fuego medio.
La idea es dorar la superficie de las piezas de pollo, de ambos lados. Esto quiere decir que estar atento porque la piel se va a dorar muy rápidamente, para voltear cada pieza y que se cocine del otro lado.
Una vez doradas las piezas, hay que sacarlas del aceite.
Nada de apagar el fuego de la olla. Ahora es el turno de los vegetales. El ajo y la cebolla van directo al aceite, para cocinarse por 5 minutos.
Luego se suman la zanahoria (si decidiste usarla). Vamos a dejar que se cocine por 10 minutos más, moviendo ocasionalmente.
Una vez pasado ese tiempo, vamos a regresar el pollo al sartén y cubrirlo con los trozos de perejil y la cerveza. Mezclar todo.
Ahora vamos a esperar que el conjunto hierva, y cuando eso pase, bajamos el fuego, y dejamos cocinar por media hora. Si en algún punto parece que el pollo casi se queda sin salsa, hay que añadir un poco de agua caliente a la preparación.
Después de los treinta minutos, apagamos el fuego, probamos la salsa (cuidado, no te quemes) y corregimos la sazón con sal o pimienta, si hace falta.
Para un toque cítrico puedes agregarle algunas rodajas de naranja al final de la preparación.