Corta el tomate en cubos medianos, la zanahoria en ruedas y el perejil en trozos muy pequeños.

Pela las patatas, las cebollas y los dientes de ajo. Corta las primeras en cubos grandes, las segundas en trozos pequeños y los últimos en trozos muy pequeños.

Lava la carne y retira todos los rastros de grasa blanca. Corta en trozos grandes. Salpimenta y enharina ligeramente.

Cubre el fondo de una olla grande (que tenga tapa) con el aceite y calienta.

Agrega el ajo y remueve con cuidado para que no se queme. Añade luego las hojas de laurel. Rehoga.

Añade la cebolla a la mezcla. Espera dos minutos, y añade también las zanahorias. Deja pochar por 10 minutos.

Agrega la carne. Rehoga hasta que la superficie esté dorada.

Vierte el puré de tomate, el tomate en trozos, el perejil y los guisantes. Mezcla con todos los ingredientes que ya están en la cacerola.

Cubre todo con el vino. Si hace falta, vierte agua (o caldo casero de carne) sólo hasta que el líquido quede a ras de los ingredientes. No te pases o el plato te va a quedar aguado.

Agrega sal y pimienta al gusto.

Deja cocinar a fuego bajo por 60 minutos.

Pasado este tiempo, añade las patatas picadas y cocina por 30 minutos más.

Cuando termine el tiempo de cocción, saca y prueba un pedazo de carne para verificar la textura. Debe estar muy suave. Si aún no tiene la textura deseada, cocina por más tiempo.

Una vez que la carne tenga la textura deseada, rectifica la sazón con más sal y pimienta al gusto, si es necesario.