Para comenzar, la carrillada ya debe estar limpia y lista para cocinarse. Entonces, la salpimentaremos al gusto.

Enseguida vamos a ocuparnos de las verduras. En el caso de la cebolla, la pelaremos y la picaremos en daditos pequeños.

En el caso del ajo, pelaremos los dientes y los picaremos en láminas muy delgadas o en trocitos menudos (esto depende del gusto de cada cocinero). Otra opción es triturarlos.

Después vamos a lavar el puerro. Lo escurriremos, le quitaremos los restos de raíz y lo cortaremos en rueditas delgadas.

También vamos a pelar la zanahoria y a cortarla en cubitos pequeños.

En el caso de los pimientos, los lavaremos bien y los escurriremos. Luego, retiraremos los restos de rama y los abriremos para sacar las semillas. También quitaremos la vena o parte blanca interna y luego, los picaremos en cubitos.

Luego vamos a conseguir una olla o sartén lo bastante amplia para contener la carne y el resto de los ingredientes sin problemas. También tiene que ser antiadherente. Allí vamos a calentar un chorrito de aceite.

Una vez caliente el aceite, colocaremos la carne en la olla para sellar todas las piezas. Únicamente las cocinaremos rápidamente para sellar la superficie. Moveremos cada pieza para que se dore por todas partes. Luego, retiraremos la carne del fuego y la reservaremos.

En el mismo aceite en el que hemos dorado la carrillada, vamos a sofreír la cebolla y el ajo (si hace falta más aceite, añadiremos otro poquito).