Comienza colocando las lentejas en un colador, coloca sobre el chorro de agua y enjuágalas. Retira aquellas que estén arrugadas, así como piedritas pequeñas y otros residuos. Enjuaga de nuevo con agua y drena.
En una olla mediana a fuego lento, vierte el caldo de pollo y las lentejas. Deja hervir por 20-30 minutos o hasta que las lentejas estén tiernas.
Si las lentejas no están listas y ya casi no hay caldo, agrega un poco más y deja cocinar.
Retira del fuego y drena. Reserva.
En un sartén a fuego medio-bajo calienta el aceite. Agrega la cebolla y cocina hasta que se ponga transparente, por 6-8 minutos. Agrega la zanahorias y cocina por 2 minutos más. Agrega el ajo y cocina hasta que desprenda olor, por 1 minuto más. Retira del fuego y reserva.
En tu procesador de alimentos, vierte la avena y perejil. Licua los ingrediente un par de veces hasta que se rompa la avena.
Agrega las lentejas cocidas y las verduras, pasta de tomate, orégano, sal y pimienta. Mezcla y una vez que los ingredientes comiencen a integrarse, agrega el huevo. Mezcla de huevo hasta que la mezcla sea homogénea pero que sea vea la textura de las lentejas. Reserva y deja reposar por 10 minutos en el refrigerador.
Precalienta el horno a 220ºC (425ºF).
Cubre una bandeja para hornear con papel encerado y rocía spray antiadherente.
Crea bolitas con la pasta de lentejas, más o menos del tamaño de una pelota de golf.
Coloca las bolitas sobre la bandeja y rocía una capa de aceite en spray.
Hornea por 8-10 minutos o hasta que las albóndigas cambien de color (dorado) y estén ligeramente crujientes.
Sirve y acompaña al gusto. Disfruta.