Para empezar, lavar bien los tomates. Yo me aseguro de eliminar cualquier residuo, remojándolos con agua y un chorro de vinagre (blanco) después de lavarlos.
Picar los tomates en rueda delgadas y acomodarlos en un bol o plato grande. Hay quienes prefieren pelarlos antes de picar, pero para mi gusto la piel les deja más sabor, nutrientes y fibra.
Pelar el ajo, y luego triturarlo o picarlo en cubo muy pequeños.
Esparcir el ajo sobre las ruedas de tomate. Hay que cuidar que los trozos sean realmente pequeños para que el gusto quede uniforme y nadie termine con un bocado sorpresa de ajo tamaño irregular.
Espolvorear la ensalada con sal y pimienta al gusto.
Cubrir con un hilo de aceite de oliva, más o menos grueso según el gusto personal, y si se ha decidido utilizar vinagre balsámico, otro de hilo de este último. En caso de añadir más ingredientes a la receta básica de ensalada de tomates, se recomienda moderar la adición de vinagre, para evitar la competencia de sabores.