Comenzaremos por picar el cerdo en cintas o trozos muy delgados, pequeños. La carne de cerdo debe estar ya limpia y desgrasada.
Luego nos ocuparemos de los chiles. Los lavaremos bien y los abriremos para retirar las semillas y la vena.
Lo siguiente será calentar una cantidad de agua suficiente para hidratar los chiles. Cuando esté hirviendo, la apagaremos y entonces los sumergiremos en el líquido. También se vale calentar el agua en el microondas, pero hay que asegurarse de que esté muy caliente antes de sumergir los chiles.
Esperaremos ocho minutos para de tiempo a los chiles de hidratarse. Mientras tanto podemos pelar los dientes de ajo, al igual que la cebolla. Picaremos esta última en cuatro o tres trozos.
Luego, necesitaremos un buen robot de cocina o una licuadora. Ahí colocaremos los trozos de cebolla, el ajo, los chiles escurridos del agua caliente y todos los demás ingredientes para preparar la carne al pastor, con excepción de la carne de cerdo y del aceite o manteca.
Procesaremos o licuaremos bien todo, hasta obtener una especie de salsa.
Luego pasaremos esta salsa o adobo a un recipiente, con suficiente espacio para también contener la carne. Sumergiremos los trozos de carne para que queden bien impregnados de esta salsa. Taparemos el recipiente y dejaremos que la carne repose en el refrigerador durante varias horas. Si podemos dejarla marinando toda la noche, tanto mejor.
Como es difícil que tengamos un trompo para pastor en casa, cocinaremos la carne con una plancha, comal o sartén grande. Lo engrasaremos ligeramente con un poquito de aceite o manteca, lo calentaremos a fuego alto y cocinaremos rápidamente los trozos de cerdo (con su salsa) cuidando que no se superpongan, para que se cocinen de manera uniforme. Vamos a dejarlos que se cocinen de un lado, y luego voltearlos. Al estar ya cortada la carne, no necesitará de mucho tiempo de cocción.
Finalmente, sacaremos la carne al pastor del calor y la reservaremos.
En el caso del queso, necesitaremos que esté rallado o troceado.