Mientras el bizcocho se hornea, podemos aprovechar para hacer la mezcla de las tres leches. Literalmente, mezclaremos en un recipiente o en el batidor los tres tipos de leche: la leche evaporada, la leche condensada y la crema de leche o leche líquida.
Una vez obtenida una mezcla homogénea, la reservaremos.
También podemos aprovechar el tiempo de horneado para preparar el merengue o la crema con la que cubriremos este pastel tres leches. ¿Se acuerdan de las tres claras de huevo que no hemos utilizado para preparar el bizcocho? Este es el momento de usarlas. Simplemente, las batiremos a punto de nieve.
Luego de obtener la consistencia de punto de nieve, iremos incorporando el azúcar, poco a poco, y mezclando para conseguir una crema homogénea. Sin embargo, también hay que batir lo suficiente para obtener la consistencia voluminosa y cremosa del merengue. Llegado este punto, reservaremos el merengue.
Pasado el tiempo de horneado, haremos la prueba del cuchillo. Si hundimos un cuchillo en la masa, pero todavía no está seco al sacarlo, dejaremos que el bizcocho se cocine algunos minutos más.
Luego, hay que sacar el bizcocho del horno. Lo ideal es dejarlo enfriar antes de desmoldarlo.
Pasado este punto, hay varias maneras de preparar este pastel. Una escuela prefiere dejar el bizcocho completo, para después empaparlo con la mezcla de las tres leches, y coronarlo con el merengue. Otra escuela prefiere cortar el bizcocho en varias capas y rellenar con un poco de merengue. De cualquier manera, la idea es igualmente que el bizcocho termine embebido con las tres leches.
En cualquier caso, vamos a tener que bañar el bizcocho con la mezcla de las tres leches. Es por esto que normalmente este pastel se conserva en moldes de vidrio con paredes, para poder contener el líquido. Antes de bañar el bizcocho, yo lo perforo un poco con la punta de un tenedor, para ayudar a que absorba mejor la leche en los puntos más céntricos.
Finalmente, vamos a esparcir el merengue en una capa superior para el pastel.