En un envase vertemos un poco del agua tibia, junto al azúcar y la levadura. Dejamos reposar por 15 minutos.
En un bol, agregamos todos los ingredientes secos, menos la sal. Incorporamos la mezcla del agua con la levadura. La masa es bastante pegajosa, no hay necesidad de agregar más harina.
Una vez que estén juntos todos los ingredientes, procedemos a amasar sólo un poco para lograr que la masa tenga algo más de textura. Dejamos reposar tapada con un paño limpio por una hora en un lugar cálido y sin corriente de aire.
Añadimos la sal espolvoreándola por encima de la masa y el aceite de oliva y mezclamos con movimientos de abajo a arriba hasta que se haya integrado por completo, esto puede llevarte entre 2 y 3 minutos. Una vez que tengas el aceite bien integrado a la masa deja que esta repose 2 horas.
A mitad de la fermentación desgasificamos la masa, ya debería estar lisa y homogénea, dejamos que termine de fermentar 1 hora más.