En un bowl grande, combina el agua, levadura y azúcar. Revuelve hasta que todo se disuelvan todos los ingredientes. Agrega ½ taza de harina y deja reposar por 15 minutos (hasta que la mezcla comience a formar espuma).
Agrega aceite, sal y 2 tazas más de harina (reservando ½ taza). Revuelve con una cuchara de manera hasta que se forme una masa.
Sobre una superficie de trabajo limpia, espolvorea un poco de harina y amasa la mezcla hasta que quede suave y elástica, cerca de 7 minutos. Si la masa está demasiado pegajosa, agrega un poco más de harina y amasa hasta que se incorpore por completo.
Cuando la masa esté suave y húmeda, cúbrela con una tela y deja reposar por 10 minutos.
Transfiere la masa a un bowl grande limpio y cubre con una envoltura de plástico. Deja en un lugar cálido hasta que la masa esponje y doble su tamaño, cerca de 1 hora.
Regresa a la superficie de trabajo limpia y espolvorea harina. Saca la masa y colócala sobre la superficie. Divide en 8 piezas y forma bolitas. Cúbrelas con una toalla y deja reposar por 10 minutos.
Con ayuda de un rodillo crea círculos de 6mm de espesor por 15-20 cm de ancho, espolvoreando harina si empieza a pegarse.
Precalienta tu horno a 260ºC y coloca dentro un sartén grande de hierro fundido o una piedra para pizza.
Trabajando lo más rápido posible, abre el horno y coloque los panes que quepan en el sartén o la piedra, sin tocarse. Deja hornear hasta que se forme una bolsa de aire y la pita comience a dorarse, entre 3-5 minutos.
Repite con los panes restantes. Cubre el pan árabe horneado con un paño de cocina limpio para mantenerlos calientes.