Para comenzar, hay que lavar bien la col china, escurrirla y picarla en trozos.
Para continuar, coloca los trozos sobre un plato grande, sin superponerlos, y esparce la sal sobre ellos, de manera uniforme. Deja reposar el conjunto durante mínimo una hora (o si puedes esperar, toda una noche), para que la col se ablande.
Ahora, hay que calentar una olla con el agua, a fuego medio. Cuando el agua esté caliente, agrega la harina de arroz, mientras revuelves sin parar, para que se vaya mezclando. No deben formarse grumos.
Agrega también el azúcar a la olla, y revuelve todo hasta obtener una mezcla lisa y espesa.
Apaga el fuego, quita la olla del calor, y deja reposar hasta que se enfríe.
Luego, hay que pelar los dientes de ajo y aplastarlos. Luego, hay que reservar este ingrediente.
Si aún no has picado el jengibre fresco, bastará con pelar un trozo de jengibre, picarlo en trocitos menudos y medir una cucharada, para luego reservarla.
También hay que ocuparse del cebollino. Hay que lavarlo bien, escurrirlo y luego picarlo finamente.
Cuando la mezcla de harina de arroz, azúcar y agua ya esté fría, hay que agregar el chile en polvo u hojuelas, y la salsa de pescado. Luego, hay que mezclar bien, de nuevo, hasta obtener una pasta homogénea. La llamaremos pasta de chile casera.
Ahora hay que conseguir un recipiente grande, en el cual mezclar la compota, el ajo triturado, el jengibre picado, el cebollino y la pasta casera de chile. El objetivo es obtener una pasta homogénea. Reserva esta pasta hasta que se termine el tiempo de reposo de la col china en salmuera.
Cuando se termine el tiempo de reposo de la col, enjuaga los trozos y escurre bien. Si lo prefieres, puedes separar cada trozo en hojas, antes de mezclarlo con la preparación de compota y pasta de chile casera.
Asegurate de mezclar bien los trozos de col y la pasta o marinada, antes de colocar el conjunto en un recipiente cerrado, y enviarlo al refrigerador para fermentación durante al menos dos días. Si puedes esperar una semana completa, mucho mejor.