Aventuras gastronómicas en Lleida

panellets en lleida

Luego de haber comido y disfrutado Zaragoza, como parte del #Saboreatrip al cual invitaron a Comedera.Com, nos tocó visitar una segunda ciudad, una de la comunidad catalana, una llena de rincones y sabores para exportar, una ciudad que estuvo llena de experiencias y jugosas aventuras: Lleida.

Las aventuras gastronómicas en Lleida comenzaron desde que llegamos: una visita a la tienda Bo de Shalom, en el centro de la ciudad, donde nos esperaba el Sr Pepe Flores, panadero que nos dio una clase magistral de cómo hacer Panellets, ese delicioso dulce catalán muy similar al mazapán que suele prepararse a principios de noviembre.

 

Tras esta degustación dulce, acompañada con una botella de Cava, recorrimos las calles empinadas de la ciudad en busca del segundo destino gastronómico de la ya entrada noche: el Bar Bodega Blasi, dirigido por una mujer de esas que están tan apasionadas por su trabajo que puedes pasar horas escuchándola hablar de lo mismo sin cansarte.

La comida, como era de esperar de un ser tan apasionado por lo que hace, fue magnífica: desde los caracoles hasta las anchoas, creo que las mejores del universo.

La noche avanzaba y la temperatura bajaba, era momento del tercer y último destino gastronómico del día: El Bar Gilda.

Ahí disfrutamos de varias raciones de boquerones, croquetas y chorizos mientras conversamos con su dueño, el afable y curioso Oscar, quien junto a copas de vino tinto, tequila, gin tonic, y para usted de contar, nos habló de su restaurante y de los platos que probábamos.

Al día siguiente, las aventuras gastronómicas comenzaron conociendo una magnífica fábrica de mermeladas y zumos naturales ubicada en las afueras de Lleida.

Cal Violi produce de manera artesanal una cantidad bastante envidiable de productos 100% naturales, sin ningún tipo de conservantes químicos. Sus sabores, por supuesto, eran increíbles.

Tras degustar estas dulces maravillas fuimos a la fábrica de aceites de oliva Vea. Un lugar mayor en tamaño y producción en comparación con el anteriormente visitado.

La calidad y nivel de higiene de esta fábrica deberían ser un ejemplo a seguir por tantos otros.

Ya pasado el mediodía, y como el hambre presente, nos dirigimos al restaurante Ferreruela, donde disfrutamos de un almuerzo preparado con ingredientes típicos de la región.

¿Los protagonistas? El bacalao, las setas y el increíble pulpo.

Finalizaban las aventuras gastronómicas en Lleida, no sin antes dar una vuelta por la Seu Vella en la colina, para disfrutar de una vista panorámica de una ciudad que, si te descuidas, te engatuza y te deja con ganas de más.

Un agradecimiento muy grande a la Oficina de Turismo de Lleida y a Saborea España por las atenciones y las visitas guiadas en esta divertida ciudad.

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