Pirámide alimenticia: mitos y verdades

La pirámide alimenticia es un modelo de alimentación con el que casi todos crecimos. Esto implica que muchos dimos por sentado el hecho de que, para tener una dieta balanceada y saludable, había que seguir los principios de dicha pirámide.

Sin embargo, los cuestionamientos al modelo de la pirámide alimenticia tradicional se han vuelto cada vez más frecuentes. Es natural que los modelos o teorías sean revisados y modificados en el caso de cualquier ciencia, y pasa lo mismo con la nutrición. Pero la gran pregunta es: ¿esos cuestionamientos tienen verdaderas bases? ¿Si seguimos la pirámide alimenticia al pie de la letra, estamos cometiendo errores al momento de elegir o preparar nuestros alimentos?

Por eso, hoy vamos a revisar este conocido modelo y analizar sus propuestas desde diferentes puntos de vista para saber cómo comer bien y que es lo que hay que cambiar, si fuera el caso.

Una revisión de la pirámide alimenticia tradicional

Primero hay que ponernos de acuerdo sobre el modelo de la pirámide alimenticia de base. Aunque las representaciones de este esquema suelen ser más o menos uniformes, para estar seguros de que estamos analizando la misma base, partiremos de la pirámide de creada por el Ministerio de Agricultura en Estados Unidos. Hay que decir que incluso este gráfico, publicado por primera vez en 1992, ha sido modificado al menos un par de veces a través de los años.

En el caso de España, la pirámide más conocida es la de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.

Pirámide alimenticia desarrollada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos Americanos, publicada en 1992. Fuente: Wikimedia Commons.

Y entonces, ¿la Pirámide de alimentos que conocemos está mal?

Antes que afirmar si está mal o bien, vamos a revisar las opiniones de expertos y dejar que hablen por sí mismas.

Hay que consumir los mismos tipos o categorías de alimentos, en las proporciones indicadas en la pirámide alimenticia.

La pirámide alimenticia más conocida fue creada por un organismo de Estados Unidos. Naturalmente, fue pensada para su contexto inmediato. De hecho, se dice que dicho modelo tuvo sus bases en un esquema anterior creado en Suecia, de acuerdo con un artículo del Diario Vasco, que explica la historia de este gráfico. Sin embargo, las necesidades alimentarias de los individuos pueden cambiar según diversos factores, como por ejemplo, la ubicación geográfica.

Es por esto que, alrededor del mundo, han proliferado abundantes versiones de la pirámide, incluyendo formas como óvalos, círculos y otros modelos. Ejemplo de esto son la Pirámide Mediterránea, comentada por el Doctor Fernando Catalayud en este enlace, la Nueva Pirámide de la Alimentación Saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria o el Ovalo Alimenticio promovido por el Ministerio de Salud de Argentina.

La base de la alimentación deben ser los carbohidratos.

Si observamos la pirámide alimenticia de base, es este grupo el que ocupa la base y porción más amplia del gráfico. Esta sección incluye los cereales y las harinas.

De entrada, la pirámide no hace ninguna diferencia sobre los tipos de carbohidratos. Estos alimentos existen en tipos refinados y simples, lo cual influye en la manera de procesarlos que le da nuestro cuerpo y en los aportes que nos dejan, tal y como lo explica este artículo del diario Vanguardia.

Además, la proporción de carbohidratos sobrepasa considerablemente la recomendación de vegetales y frutos de la pirámide. Sin embargo, esta relación ha sido revisada en múltiples ocasiones, más recientemente, como en el modelo «El Plato de Harvard«, propuesto por la Escuela de Salud Pública de Harvard, donde el 50% del plato está enfocado en frutas, verduras y frutos secos.

El Plato de Harvard. Derechos de autor © 2011 Universidad de Harvard. Para más información sobre El Plato para Comer Saludable, visita la Fuente de Nutrición, Departamento de Nutrición, Escuela de Salud Pública de Harvard,  y Publicaciones de Salud de Harvard.

Por otro lado, otros modelos como la nueva pirámide de la Sociedad Espanola de Nutrición Comunitaria, hacen mención a la importancia de los métodos de cocción, que juegan un rol esencial en la modificación de los alimentos. De hecho, la recomendación es de privilegiar la cocción al vapor o incluso el hervido, por encima de técnicas como la fritura, tal y como se explica en este artículo de la agencia de noticias Efe.

Los alimentos ubicados en un mismo grupo cuentan con propiedades nutricionales equivalentes.

Se podría llegar a esta conclusión al ver la recomendación de 2 o 3 porciones diarias de lácteos, y pensar que será igual consumir un poco de queso o un poco de yogurt.  O volviendo al ejemplo de los carbohidratos, podría pensarse que es igual consumir una porción de pastas procesadas que una porción de lentejas.

Otra situación similar es la de las grasas, que parecerían todas equivalentes según el modelo de la pirámide. Podemos aprender más detalles sobre sus diferencias con este artículo del Centro de Estudio de la Diabetes de la Universidad de San Francisco

Las propiedades nutricionales de un yogurt no son las mismas que para el queso. Igual ocurre con el ejemplo de las pastas y las lentejas. De hecho, la pirámide no hace una diferencia entre los alimentos procesados o refinados y aquellos que se consumen en estado natural o con menos modificaciones, como los cereales integrales. De igual manera, no es lo mismo consumir carnes blancas que carnes rojas, y en el caso de las grasas, existen tipos más y o menos saturados.

Pirámide Mediterránea. Fuente: Wikipedia, Licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 International.

Es aceptable el consumo opcional de alimentos ultraprocesados con azúcares y de bebidas alcohólicas, en cantidades controladas

La mención de dulces y bebidas alcohólicas (al menos en las primeras versiones de la pirámide) podía prestarse a confusión. Hay quienes utilizan la sola mención de los alcoholes en este modelo para justificar su consumo como algo bueno para la alimentación, o que comprendían que la ingesta de refrescos azucarados o de una porción de galletas era una parte necesaria de la dieta. La realidad es que estos alimentos son totalmente prescindibles en el caso de una dieta sana, y que aunque su consumo ocasional no es negativo de manera contundente, el hecho de incluirlos en un modelo de alimentación sana crea las bases para una polémica. La mención de estos alimentos no es para nada bien vista de parte de muchos nutricionistas, como es el caso de Aitor Sánchez, tecnólogo de alimentos, quien los ha calificado como » basura alimentaria» que «no debería aparecer en la pirámide», de acuerdo con una entrevista que dio a la agencia de noticias EFE. Este especialista ha incluido a los embutidos en la misma categoría.

Modelos alimenticios más recientes como el Plato de Harvard, han desaparecido las menciones de dulces y bebidas alcohólicas. El modelo mencionado va incluso más lejos, al privilegiar el consumo de agua como bebida principal y moderar considerablemente el consumo de jugos de frutas, debido a que estos reducen o eliminan la fibra de estos alimentos, y concentran el consumo de sus azúcares, aunque sean naturales.

Incluso hay nuevos modelos que buscan influenciar el estilo de vida, más allá de la alimentación. Tal es el caso de la Pirámide Naos, que además de reestructurar la distribución de los grupos alimenticios, da el mismo peso a la actividad física. Finalmente, una alimentación saludable va de la mano de una vida activa.

Luego de una revisión en detalle, queda claro que la pirámide Alimenticia que muchos conocimos respondió a un momento histórico y a un entorno geográfico específico, y que con los años nuestra percepción y conocimientos de la alimentación han cambiado, y con ellos los paradigmas para mantener una dieta sana.

Si buscas comer equilibrado y saludable, te invito a que visites nuestra sección dedicada a las recetas saludables, y también puedes echarle un ojo a nuestras recetas vegetarianas.

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