Saboreando Zaragoza: dónde comer

España tiene demasiados lugares donde disfrutar de una increíble comida. Cada provincia tiene sabores y aromas propios que hacen que quien las visite quiera volver por más. Y bueno, me pasó eso.

Hace pocos días tuve la dicha de visitar Aragón, una de las provincias más exquisitas de España, para ser más específico, estuve en su capital: Zaragoza.

El viaje, organizado por Saborea España en conjunto con la oficina de Turismo de Zaragoza nos llevó a recorrer las calles de la ciudad para conocer algo de su historia pero, sobre todo, para saborearla en profundidad, con copa de vino tinto en mano.

La ruta gastronómica: dónde comer en Zaragoza

La primera parada del recorrido fue el Mercado Central de Zaragoza, lugar de visita obligatorio para aquellos que desean obtener los ingredientes de mejor calidad para sus recetas.

En sus pasillos puedes conseguir desde gran variedad de frutos de mar hasta, por supuesto, los mejores cortes de carne de la región.

Luego de visitar el mercado, comenzamos a degustar algunas delicias.

La primera parada fue en la Casa Montal, uno de los lugares más tradicionales de Zaragoza. Ubicado a pocos metros de la antigua “Torre Nueva” en el centro de la ciudad, ofrece en su entrada una tienda gourmet con un sin fin de delicatesses para comprar, y en el interior, un restaurant a la carta.

¿La degustación? Vino tinto, jamón del bueno y migas con chorizo y uvas.

¡Las migas son mi nuevo plato favorito!

De ahí fuimos a las Bodegas Almau, un bar también tradicional en la ciudad, fundado en el año 1870, donde se especializan en tapas de anchoas y donde tienen un bocata de morcilla bastante entretenido.

Para el almuerzo fuimos a otro local lleno de historia: el restaurante Casa Lac.

Este sitio se encuentra ubicado en esa zona de marcha, bebidas y tapas llamada “El Tubo”. Fue fundado por una familia de origen francés de apellido Lac por allá por los años 1800s.

El menú fue temático, dedicado a los sabores e ingredientes típicos de Aragón.

Pudimos saborear desde un increíble salteado de hongos y alcachofas, hasta un orgásmico postre de torrijas con helado de vainilla.

¿El protagonista de la comida? La paletilla de Ternasco de Aragón (cordero muy joven) rellena de hongos y pasas.

El menú completo: salteado de hongos y mensillas con alcachofas fritas sobre fondo de crema de cardo. Patata asada rellena con cremita de patata, pancetita ibérica, yema de huevo y pimiento del cristal. Paletilla de Ternasco de Aragón IGP rellena de hongos y pasas a la piel crujiente con salsa de acelgas. Torrijas de vainilla de bourbon con helado de vainilla de Madagascar.

La noche nos agarró recorriendo diversos bares del corazón de la ciudad en busca de deliciosas tapas utilizando la tarjeta turística “Zaragoza Tapas Card” que nos daba derecho a probar 4 platillos en alguno de los 15 establecimientos predefinidos. Unas magníficamente buenas, otras no tanto.

La más rica: el tempura. La menos rica: migas recalentadas en un microondas con un huevo de codorniz, ups.

El segundo día lo iniciamos con un delicioso chocotour que, tal como su nombre lo indica, nos llenó el estómago de chocolates y dulces en diferentes presentaciones, desde los clásicos churros con chocolate hasta bombones artesanales rellenos de ¡aceitunas!

Para el almuerzo fuimos al restaurante La Bastilla, a pocos metros del Río Ebro. Aquí degustamos otro menú temático, dedicado también a los sabores de la provincia.

Su comida, regional, con algo de ese toque moderno-gourmet que a muchos entusiasma me tomó por sorpresa: ¡estuvo genial!

El postre: quesada con melocotón.

Nuevamente el Ternasco de Aragón fue el protagonista, en esta oportunidad lo cortaron en frente de nosotros. Felicidad.

Carne suave, que se deshacía en la boca.

El servicio completo: Carpaccio de presa con setas de temporada. Crema de foie al hinojo con papada de cerdo, huevo y migas crujientes. Gigot de Ternasco de Aragón IGP con puré de patata asada y madejas. Quesada con melocotón.

Tanto el menú que degustamos en Casa Lac, como este en La Bastilla, forman parte de la ruta gastronómica “Saborea Zaragoza” y puedes disfrutarlos por 30 euros cada uno, por persona.

De este recorrido por Zaragoza quedan ganas de volver, tomar más vino tinto, visitar más bares de tapas nocturnos y por supuesto, fiel a la costumbre cuasi-religiosa del autor de este texto, probar la oferta asiática de la ciudad.

Cada vez que veo la imagen de arriba me imagino una y otra vez saboreando Zaragoza.

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