¿Por qué comemos uvas en Año Nuevo?

Seguramente en algún Año Nuevo intentaste la peligrosa hazaña de engullirte 12 uvas en las últimas campanadas que marcan que un nuevo año ha llegado.

Dependiendo de dónde vivas seguramente conoces muchísimos otros rituales para recibir el nuevo ciclo como usar ropa interior de diferente color con intenciones diferentes, sacar una maleta para los viajes, barrer tu casa para deshacerte de las malas vibras, aventar agua por la ventana, romper platos… en fin, creencias hay muchísimas.

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Existen varias teorías sobre el origen de esta tradición, una de ellas se remonta a España en el año 1909, donde se menciona que en ese entonces hubo una muy buena cosecha de uvas y los productores de Alicante, sureste de España, decidieron venderlas más baratas y bajo el nombre de «las uvas de la suerte». Fue así como se popularizó la venta de paquetes con 12 uvas para recibir el Año Nuevo.

Una segunda teoría indica que en 1880 la burguesía española buscó imitar a la francesa celebrando la Nochevieja comiendo uvas y vino espumante.

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De acuerdo con el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva Embolsada del Vinalopó esta costumbre fue adoptada por los madrileños que tomaron esta práctica para burlarse de la clase alta.

Sea cual sea el origen, esta tradición llegó a Latinoamérica y se practica aún hoy en día, aunque es bastante peligrosa por la probabilidad de asfixia.

La tradición indica que en la mesa deben colocarse 12 uvas frente al comensal, cada uva simboliza un mes del año, y estas deben comerse con cada campanada del reloj y si logras terminar las uvas durante el primer minuto del Año Nuevo tendrás buena suerte.

¿Quieres recetas para Año Nuevo? Aquí tienes algunas:

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